
Colección NARRATIVA nº 163
ISBN: 979-13-87618-04-9 334 páginas PVP: 23 €
INFORMACIÓN DEL LIBRO:
Desde Matar por unas piernas, el relato que da título a este volumen, una alocada historia de amores prohibidos, delitos, persecuciones, entre la crónica negra y el vodevil, Carlos Miranda nos ofrece una mirada irónica y comprensiva sobre nuestras obsesiones, deslices, deseos inalcanzables y pequeñas miserias.
Obsesiones como la que da sentido a la vida del protagonista de El conductor de trenes, la historia de un hombre que toda su vida ha estado obsesionado por los trenes, por conducirlos, y tiene que conformarse con sus maquetas. Deslices como el de El muerto y la Gendarmería, relato humorístico, divertimento; alguien está buceando en busca de su muerto, los gendarmes intervienen y no siempre las cosas son como parecen. Amores prohibidos como el de La Envidiosa, en el que una de las protagonistas recicla los novios de la otra, a la que no le importa porque así se libera de ellos, pero un enviado de la muerte se interpondrá en sus juegos sentimentales.
El peligro, el diablo, la muerte, las pasiones prohibidas o perseguidas están presentes en la mayoría de estos relatos, como resortes que nos llevan a cambiar de vida, o a perderla, pero siempre con un fino humor de fondo; con una sonrisa como de quien mira nuestras vidas en toda su fatalidad.
Afirma en el prólogo Juan Pedro Aparicio: “título ingenioso y sugerente que anticipa, sin engaños, el rico universo que despliega en sus páginas. Una colección de relatos rebosantes de imaginación y fina inventiva, reflejo del mundo cosmopolita de Carlos Miranda”.

(El Cairo, Egipto, 1943).
Diplomático español. Fue subdirector general de Naciones Unidas en la Dirección General de Organizaciones y Conferencias Internacionales, director general para Iberoamérica y director general para Asuntos de Seguridad y Desarme.
En 1991 fue nombrado embajador de España en la OTAN. En 2001 fue destinado a Ginebra como Embajador-Delegado de España en la Conferencia de Desarme y desde julio de 2004 hasta 2008 fue embajador de España en el Reino Unido. También ha estado destinado en Washington y Argel. Fue embajador representante permanente de España en el Consejo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) desde julio de 2008 hasta su cese en febrero del 2012.
Es autor del libro Volver a levantarse, un recorrido en forma de memorias de su paso por la carrera diplomática. En la actualidad prepara un volumen de cuentos para el público juvenil y un libro de relatos. Mantiene dos blogs sobre política nacional e internacional (“Desde mi Cancillería” y “Evaristadas”) y es comentarista político en diarios nacionales, digitales y televisión.
Matar por unas piernas es su presentación como narrador en M.A.R. Editor.

Pregunta.- Naces en El Cairo, has desarrollado tu carrera diplomática en Ginebra, Londres y Washington, entre otros destinos. ¿Sólo podías escribir un libro cosmopolita?
R.- La verdad es que no lo sé. Durante mi vida profesional, en la que también he estado en lugares desheredados, he escrito informes, ordenes, telegramas y algunos artículos sobre política exterior, pero solo he empezado verdaderamente a escribir narraciones después de jubilarme. Como era ya literatura, tuve que aprender a cuidar mejor el lenguaje y supongo que la impronta cosmopolita es consecuencia natural de la vida diplomática, que también es profesionalmente de representación, una forma de “vender” las bondades y la política de tu país a los demás, un esfuerzo, porque esos almuerzos, recepciones y cenas son muchas veces una obligación natural de esta profesión mía, pero no siempre son divertidas a pesar de que hay que intentar disfrutar del trabajo. Durante su desarrollo sueña uno junto a tu pareja, incorporada gratuitamente a esta parte de la función diplomática (el gobierno tiene así a dos por el sueldo de uno), con los hijos dejados en casa, un libro junto a una chimenea, una película en la tele con tu familia alrededor. Además, siendo hijo de diplomático, he vivido ese cosmopolitismo desde mi infancia.
P.- La historia que abre el libro, Matar por unas piernas, tiene un toque de Thriller, algo de 007, algo de relato de aventuras, y amores prohibidos. ¿Podría ser un éxito si se lleva al cine?
R.- Pienso que sí y me encantaría. Es una historia bastante dinámica con incógnitas y sorpresas, así como golpes inesperados. Como actores bastaría esencialmente con una buena actriz guapa, un actor atractivo y de calidad y alguno bueno de reparto. Veremos si algún productor o director de cine se interesan por adaptar esta narración a la pantalla.
P.- En algunos textos del libro hay descripciones detalladas de lugares que le resultan exóticos al lector. ¿Has usado tus correrías por el mundo para las localizaciones?
R.- Sí, pero no reproduciéndolas exactamente. Mi vida profesional y personal ha discurrido por diferentes países, por lugares con costumbres diferentes y con acceso tanto a lugares populares, muchos de ellos estupendos, como elegantes, algunos incluso cursis o pretenciosos.
P.- ¿Es un libro que pretende llevar al lector a meditar o más bien a disfrutar y correr aventuras imaginarias?
R.- Solo pretendo entretener y si además el lector sonríe, mejor. Yo he disfrutado escribiéndolo y espero que los lectores comenten que se han divertido leyéndolo y que al hacerlo el tiempo ha pasado agradablemente.
P.- ¿Por qué esa obsesión en tus textos por el peligro, el diablo, la muerte y las pasiones prohibidas o perseguidas?
R.- Al diablo lo conozco desde joven con diferentes leyendas belgas y francesas por mi educación francófona. El peligro atrae, es una droga que eleva nuestra adrenalina. La muerte es parte de la vida y nos roza diariamente, aunque no nos demos bien cuenta de ello, afortunadamente. Las pasiones prohibidas y perseguidas hay que probarlas, son sal de la vida…
P.- Juan Pedro Aparicio habla en el prólogo del rico universo que despliegas en tus páginas. Una colección de relatos rebosantes de imaginación y fina inventiva. ¿Más invención que observación?
R.- Juan Pedro Aparicio es un amigo generoso al que tengo gran aprecio y reconocimiento al ayudarme decisivamente, además de mi editor, Miguel Ángel Rus, para la publicación de estos relatos. Yo creo que mi imaginación ha combinado, y sigue combinando, invención y observación con el añadido de que por la vida “nómada” de mis padres diplomáticos y la mía he tenido la oportunidad de comprobar muchos contrastes culturales y eso, probablemente, azuza la observación y, dando un paso más, la invención.
P.- Algunos de tus protagonistas parecen estar marcados por diversas obsesiones. ¿Por qué?
R.- Yo pienso que todos tenemos obsesiones. A veces las llaman “vocación”. Otras veces “curiosidad”. También “rebelión”. No somos divinos y nadie puede abarcarlo todo y especializarse, por necesidad, puede ser fruto de un interés profundo por algo, una “obsesión”. Solemos pensar que tener una obsesión es negativo. Sin embargo, también tiene una importante vertiente positiva.
P.- ¿Te has planteado escribir un libro contando a modo de ficción las cosas vividas durante tu carrera diplomática y que no podrías contar en un ensayo?
R.- La publicación de Matar por unas piernas me ha animado mucho. Tengo en la nevera una novela que espero no pase al congelador y estoy en medio de la redacción de otra. Muchas de las cosas vividas a veces como tal, otras embellecidas, inspiran mi escritura pasada y también en estas dos novelas y supongo que a muchos escritores les pasa lo mismo. Incorporo pues de un modo u otro las cosas experimentadas durante mi carrera diplomática y mi propia vida. También he vertido mucho de mi experiencia en mis memorias que se publicaron en diciembre de 2023 con el título “Volver a levantarse” porque en mi vida, como en la todo el mundo, ha habido momentos álgidos y alegres y otros tristes y, asimismo, de retrocesos tras los cuales hay que volver a luchar para vivir plenamente, algo muy importante.