Te tengo en cuento. José Antonio Martín Viñas

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Te tengo en cuento
José Antonio Martín Viñas
Te tengo en cuento. José Antonio Martín Viñas

Colección NARRATIVA nº 96
ISBN: 978-84-17433-31-4 • 144 páginas • PVP: 17 €


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INFORMACIÓN DEL LIBRO:
Relatos intimistas que recorren la geografía española, con guiños a la mitología, a los momentos cruciales de la existencia que nos permiten crecer, a la lucha de numerosas mujeres de distintas épocas por encontrar su sitio en el mundo, a la vida que transcurre junto al río o junto al fuego del hogar y a la creación de un espacio mágico, Coliño, un pueblo que representa a todos los pueblos de la España abandonada.

Bajo el título de Te tengo en cuento aparecen las sensibilidades de todos los lectores. Nos encontramos personas que emigraron, mujeres que lucharon por progresar en un mundo de hombres, niños que ayudaron a sus padres a subsistir, bardos que contaron su propia historia o trueques de amor y supervivencia. Pero también aparece el mundo clásico, al que siempre se vuelve, e incluso andamos junto a la diosa Lluvia, que llegó a Galicia de otras latitudes más al norte y entregó a los pobladores sus lágrimas fértiles.
Entre sus muchos protagonistas están una silla, un libro o árboles, como un olivo que se despide de sus amigos después de un milenio de vivencias, o una ciudad, Zamora, y su amante, el río Duero. Hay historias que nos introducen, tal como hicieran García Márquez, Luis Mateo Díez o Juan Rulfo, en un pueblo imaginario, llamado Coliño, cuya traducción sería algo así como Regacito. Y todos sabemos que el regazo es una cavidad que se forma entre la cintura y las rodillas y cualquiera que se acurruque en él recibirá el cariño de sus familiares y escuchará sus historias ancestrales. Algunos de los textos fueron presentados a concursos literarios y resultaron ganadores o finalistas de los mismos.


José Antonio Martín Viñas
José Antonio Martín Viñas

(Cuntis, Pontevedra, 1966).
Nació cerca del océano Atlántico, donde la niebla cuenta miles de historias. Reside en Salamanca. Es licenciado en Filología Clásica e Hispánica por la Universidad de Salamanca. Trabaja como profesor de Lengua castellana y Literatura de Educación Secundaria en el IES Calisto y Melibea de Santa Marta de Tormes (Salamanca).
Como escritor, ha participado en la antología Relatos de Zamora, en Cuentos del coronavirus, de Ediciones Irreverentes, y en Castilla y León, puerta de la Historia e Historias del Románico de M.A.R. Editor, editorial en la que aparece su primer libro de relatos, Te tengo en cuento.
En 2011 obtuvo, en coautoría, el Premio Nacional Giner de los Ríos de Calidad educativa con el trabajo Todos los caminos conducen a… ¡El libro!. Ha recibido varios premios literarios, entre ellos el primer premio del III Concurso Literario Internacional para Docentes organizado por el Museo del Prado y el primer premio del XII Certamen internacional “Una imagen en mil palabras” organizado por la asociación cultural Ars Creatio de Torrevieja (Alicante). Entre sus publicaciones, sobresalen sus participaciones en la editorial Diversidad Literaria: Versos en el aire, Porciones creativas (“Pluma, tinta y papel”) e Inspiraciones nocturnas. Web www.jamviñas.com


José Antonio Martín Viñas

José Antonio Martín Viñas


Pregunta.- ¿De dónde viene Martín Viñas y cómo aparece en el mundo literario?
R.- Mi nacimiento y crecimiento se ha forjado o, mejor, se ha horneado con pan gallego y con pan castellano; por eso, de mi madre, que es la gallega, aprendí a mirar al mar y a la tierra verde de Pontevedra, y de mi padre aprendí a elevar la vista, para contemplar las murallas y el cielo santo de Ávila. En una aldea de Pontevedra viví mi infancia, entre surcos de maíz, mientras el orvallo me cosquilleaba el cuerpo y me ablandaba el corazón. Y en Ávila transcurrió mi adolescencia, entre estudios en el Alonso de Madrigal y partidos de fútbol, siempre acompañado de buenos amigos, que siguen velando por mí hasta el día de hoy. Y, finalmente, Salamanca me abrió el camino al amor filológico y no filológico. Después de pasar por unas oposiciones de Educación Secundaria y de recorrer la geografía castellanoleonesa, mi destino está ahora con Calisto y Melibea en Santa Marta de Tormes, aunque resido en Villares de la Reina, ambos pueblos pertenecientes a “Salamanca, Salamanca / renaciente maravilla / académica palanca / de mi visión de Castilla” (Unamuno) o a “Salamanca, que enhechiza a voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado” (Cervantes). Y así, gracias a la lluvia, al juego sano y a la filología, se fue fraguando Te tengo en cuento, un conjunto de relatos que miran al mar de Galicia y al cielo de Castilla.


P.- ¿Por qué el título de Te tengo en cuento?
R.- Te tengo en cuento es una manera de invitar al receptor a entrar en el mundo mágico de las historias con las cuales nos identificamos. Si bien no vamos a empatizar con todas, mi pretensión es que, como los cuentos que nos contaban de pequeños, nos sintamos cercanos a los protagonistas, sobre todo por los ideales que defienden. Y el juego lingüístico se establece también con tener en cuenta, es decir, con el hecho de valorar o estimar la aportación del receptor-lector. Por otra parte, la palabra cuento es siempre muy familiar y cercana al ser humano como sujeto al que le gusta narrar, y por eso está en numerosas expresiones cotidianas: cuento contigo; venir a cuento; dejarse de cuentos; destripar el cuento; echar mucho cuento; estar en el cuento (en el ajo); sin cuento; tener más cuento que Calleja….


P.- Aunque en todos los casos hablamos de relatos, ¿qué diferencia a una novela de un cuento y a este de un microrrelato?
R.- Hay un dicho muy extendido que afirma que debemos desayunar como reyes, yantar como príncipes y cenar como mendigos. Pues los tres subgéneros narrativos tienen algo de gastronómico en su composición. La novela es como un buen desayuno, en el que, como diría Baroja, cabe de todo: lo dulce, lo salado, lo esponjoso… El cuento parece necesitar de un menú más preciso, con un primer plato ligero, un segundo plato muy orientado hacia la carne o hacia el pescado, y un postre que te deje satisfecho. Y por último, el microrrelato, como la cena, no debe ser empalagoso, sería algo así como un fogonazo de intensidad, pero que te deje con ganas de más, para que tengas un sueño reparador y creador.


P.- En tu libro hablas de un lugar imaginario llamado Coliño. ¿Qué es Coliño para ti?
R.- Tal como te comenté, mi madre es gallega, en concreto de un lugar llamado Ducío, en la provincia de Pontevedra, y que posiblemente no aparezca ni en los mapas. Coliño es un homenaje a mi pueblo de la niñez, donde la vida burbujeaba en todas las casas, ya que había niños y niñas que aullaban más que los lobos en las fragas. Pero Coliño es también el lugar donde la vida se ha estancado, donde habita el silencio no buscado, sino el vacío, donde no hay surcos para simientes nuevas, donde aúllan, ahora sí, solo los lobos.


P.- Y ya que hablas de Galicia, me vienen a la memoria numerosos autores y autoras ligados a ella como Valle-Inclán, Rosalía, Pardo Bazán, Torrente Ballester, Suso de Toro, Manuel Rivas, etc. ¿Por qué crees que esa tierra ha dado y sigue dando tantos escritores?
R.- En Galicia la niebla lo cubre todo y yo creo que los pueblos con niebla son más creativos. Pero ¿por qué? Pues posiblemente porque las brumas que envuelven la naturaleza despiertan la lucidez creativa de las personas. Esta aparente contradicción forma parte del conocimiento humano: del más allá no sabemos nada y, sin embargo, ¡cómo nos atrae! La niebla, el bosque (las fragas gallegas con su vagar de almas en pena), la oscuridad, etc. estimulan nuestro cerebro, nos ponen en alerta e inmediatamente queremos dar una explicación a lo que no vemos, a los ruidos que no reconocemos. Y así creamos mitos o narraciones, explicaciones simbólicas de hechos que por el día nos parecerían de lo más normales.
Por eso, cuanto más asediado esté nuestro espíritu por la espesa niebla o por el tupido bosque, más intensa será nuestra creación. Sucede igual que entre los poetas con sus amores infelices: cuanto más sufrimiento acaparen, más profunda e interesante será su poesía. Velar es más sugerente que mostrar. En los pueblos de la luz, la evidencia resta en muchos casos creatividad. Sucede igual en el cine respecto al libro. El cine es como Dios: te da la creación diseñada; el libro es como Adán y Eva: despierta la curiosidad y te instala en tu propia creación.


P.- Hay 27 textos. Entre tantas narraciones los temas son numerosos.
R.- Así es. Y el más abundante y con muchos matices es el tema amoroso: Está el amor como trueque, aunque no en el mismo nivel que los objetos materiales, ya que uno puede cambiar cromos sin más, pero cuando intercambia sentimientos, el nivel del trueque está en otra dimensión, en el ámbito de los gestos que nos hacen seres afectivos y cariñosos (“Trueque de amor”, pág. 27). Está el amor a los mayores, esas personas que con sus caricias y atenciones fueron moldeando lo que somos (“Dolencias del progreso”, pág. 91). Está el amor entre la ciudad y el río que la baña, un amor (como diría Matías Prats) muy húmedo (“Itinerante estrofa de amor”, pág. 39). Está el amor de un trovador que pasa de contar historias ajenas a contar su propia historia (“El bardo”, pág. 67). Pero está también la pasión de un lingüista que extrae gemidos de las vocales y de las consonantes (“El lingüista”, pág. 127) o “Besos” (pág. 109). El juego lingüístico y la etimología de “Pongamos por caso”, pág. 139 o de “Aurora boreal”, pág. 43. La soledad. La mujer que reivindica su lugar en la historia como Beatriz Galindo, La Latina (“Pasión latina”, pág. 21), o Jimena Blázquez (“El contrafuerte de la muralla”, pág. 131). Y, en fin, están las historias dentro de la historia, en las que las madres, los padres, los abuelos les narran cuentos a sus nietos (“Cuando llovía”, pág. 79). Y en el fondo de todo esto late el mundo clásico porque, como dice la canción de Gardel, siempre se vuelve al primer amor y, en literatura, el primer amor es Grecia y Roma.


P.- ¿Qué escritores y escritoras te han servido de inspiración y son, por tanto, tus referentes?
R.- Son numerosas, porque la literatura se nutre de literatura y de intertextualidad, es decir, de ecos literarios de grandes autores: de Bécquer (“Remembrar el mimbre”); de Homero (“Duelo en la Nueva Ilión”); de García Márquez (“Pasión Latina”); de Cela (“Viaje sedentario”), de Juan José Millás, de Julio Llamazares, de Manuel Rivas, de Lorenzo Silva, de Pétros Márkaris, de Dolores Redondo, de Rosa Montero, de Nuria Barrios, de Domingo Villar y, por supuesto, de los grandes autores de microrrelatos como Augusto Monterroso (gran pionero), Julio Cortázar o ese hombre que supo aunar la metáfora, el humor, la poesía y el fogonazo de las ideas, me refiero a Ramón Gómez de la Serna y sus greguerías.


José Antonio Martín Viñas



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Audios:


Te tengo en cuento, de José Antonio Martín Viñas, en Sexto Continente de RNE. Desde el minuto 02’ 45’’ hasta el 13’ 21’’



Te tengo en cuento, de José Antonio Martín Viñas, en Ivoox. Desde el minuto 02’ 45’’ hasta el 13’ 21’’

 

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