Colección NARRATIVA nº 115
ISBN: 978-84-17433-53-6 o 160 páginas o PVP: 15,00 €

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INFORMACIÓN DEL LIBRO:

Espíritus que poseen casas, zombis, mujeres que bien podrían ser brujas, metáforas de la muerte o incluso de un poder que excede la comprensión humana, famosos periodistas acostumbrados a mezclarse en hechos paranormales, son los héroes y los villanos de este libro que incita a imaginar vidas posibles más allá de lo cotidiano. El entorno es conocido para el lector, muy cercano; eso que ha dado en llamarse España vaciada, lugares con historia, con muchas vidas, que ahora están casi olvidados, pero también lugares de México o una llanura en África donde la huida del hambre, de la miseria o de la guerra, se pueden convertir en un encuentro con la muerte. Son historias actuales. Si en el Romanticismo se pone de moda el terror gótico, que combina la ficción, el horror y la muerte en ambientes decadentes y lejanos de la ciudad, en el S.XX el terror se convierte en urbano, muchas veces mezclado con la narrativa negra.
Un destacado grupo de autores españoles e hispanoamericanos se unen para retornar al territorio de los antepasados y encontrar historias que van más allá de las modas actuales, que pretenden encontrarse con lo mágico en un terreno ahora vaciado, pero que, a veces, parece poblado por almas que esperan que volvamos la mirada a los lugares en los que vivieron —y murieron— sus horrores. Son historias de fantasía y terror tanto para adultos como para el público más joven; para cualquier persona que mantenga viva en su mente la llama de la fascinación, la magia, el misterio.
El lector encontrará en este volumen 23 cuentos de fantasía y terror ambientados en el entorno rural, salidos en su mayoría del XIX Premio de Relato Sexto Continente, convocado por el conocido programa literario de Radio Exterior de España, en el que participaron 160 escritores procedentes de 29 países.

Fue el ganador del premio el autor palentino Julio César Izquierdo, cuyo relato abre el libro. Junto a su texto, M.A.R. Editor reúne en Fantasía y terror rural relatos de grandes autores de España e Hispanoamérica como Enrique Pérez Balsa, Eugenia Kléber, Juan Gil Palao, Margarita Wanceulen, Francisco José Segovia Ramos, Toñy Riquelme, Javier Fernández Jiménez, Luis Barberá, Mónica Prádanos, Azael López del Prado, Pedro González Núñez, Laura Garrido Barrera, Olga Mínguez, Irel Faustina Bermejo, Sol Antolín Herrero, Francisco Javier Illán Vivas, Sara Sánchez Rivas, Samuel Marina Franco, Ernesto Gómez Fernández, Miguel Ángel de Rus, Susana Corcuera y Juan Patricio Lombera. Son propuestas breves e impactantes que recuperan los ambientes de la novela gótica y los territorios de la llamada España vaciada, en los que los espíritus del pasado vuelven para recordarnos que hay muchas historias más allá de lo que llamamos realidad.

Pregunta.- Su relato “Diga 33” abre la antología Fantasía y terror rural. ¿Qué historia nos cuenta?
R.- .- No quiero desvelar mucho sobre la historia. Lo cierto es que lo escribí en medio de la pandemia, pensando en una situación imaginaria que terminaba en una guerra. Resulta curioso, sobre todo en los tiempos que corren. En fin. El caso es que me puse en lo peor: los afectados por la enfermedad terminan mutando, algo muy recurrente en el género de terror, aunque con algunos matices. Nuestro mundo cercano se divide en dos y la supervivencia se convierte en el recurso prioritario y vital. Las ciudades caen y se produce un éxodo al mundo rural. Los buenos tienen que luchar contra los malos y nada es lo que era. Todo ha cambiado.

P.- Lo rural, de nuevo, vuelve a su cabeza, aunque la fantasía/ficción se convierte en el principal ingrediente que alimenta el argumento.
R.- Es verdad. Llevo muchos años hablando sobre la realidad de nuestros pueblos, relatando lo bueno y lo malo, comentando lo que pasa, lo que se hace y también poniendo énfasis en las promesas que no terminan nunca de cumplirse. Vamos, que la situación actual de la mal llamada “España Vaciada” –y que yo prefiero denominar “La España con pocos habitantes”- siempre ha estado presente en mis escritos. Pero con “Diga 33” también se pone de manifiesto otra forma de ver la realidad y de cómo responderíamos ante una situación límite. Lo estamos viendo en otros muchos frentes: el campo y el pueblo siempre se convierten en una válvula de escape. ¿Será por lo de la paz y el sosiego? Vaya usted a saber.

P.- ¿Y lo rural está de moda? ¿Puede ser un nuevo foco a tener en cuenta? ¿El terror se deja sentir?
R.- Hombre, el terror como género literario, pues ahí está. Es una opción más. Lo que sí que tengo claro es que nuestros municipios castellanos tienen muchas posibilidades, más de las que algunos creen o piensan. E insisto, una vez más, que sin pueblos no hay futuro. La agricultura y la ganadería son vitales. La naturaleza y los recursos paisajísticos también. La cultura tradicional, la gastronomía, el patrimonio. Y por supuesto, sus gentes, que tienen una forma de vida conectada al mundo moderno, pero que quieren mantener un estilo de vida diferente. Es una opción frente a la vida urbana. Complementarias, nunca excluyentes. Ahora bien, hay que apostar por la conectividad, por los servicios básicos… y creer en nuestras propias posibilidades. Rurales del siglo XXI en lo que toca, pero sin perder la esencia. A veces resulta complicado. O nos lo complican más de la cuenta.
¿Terror, dice? Si es por el miedo a desaparecer, a que no se encuentre la fórmula de frenar la despoblación, pues evidentemente ahí tenemos un problema serio. No obstante, lo rural, el agro, también debe ser fuente de inspiración para las artes más variadas, pues estamos rodeados de pagos singulares, historias increíbles y vivencias únicas. Es cuestión de explorar otros mundos.

P.- Fantasía y terror rural, ¿realidad o ficción?
R.- Buena pregunta. Hay cosas que parecen mentira que sigan ocurriendo o que se sigan sufriendo y padeciendo. Pero también hay iniciativas y proyectos que se ponen en marcha que parecen ciencia ficción y en cambio se traducen en fórmulas de éxito. Un servidor, entre el blanco y el negro, entre el pesimismo y el optimismo, aboga por un equilibrio razonado, consecuente y cargado de moderación. A lo mejor me estoy dejando llevar por la esperanza o, sin querer, estoy alimentado otras historias que pueden plasmarse en un nuevo libro. Nunca se sabe. De momento, “Diga 33”, por lo que pueda pasar.

Pregunta.- ¿Cómo surgió la idea de este relato?
R.- Miguel Ángel de Rus me invitó a participar en la Antología del terror y, en un principio, pensé en escribir un cuento acerca del mítico chupacabras que acaparó mares de tinta durante la década de los noventa, principalmente en México y Puerto Rico. Sin embargo, al cabo de un tiempo, pensé que la realidad era mucho más terrorífica que cualquier monstruo inventado por los medios de comunicación y, cuando ví un documental acerca del via crucis que representa para los habitantes de Zouérat viajar a lomos de un tren enorme durante cientos de kilómetros, atravesando territorios de gente armada hostil para llegar a un puerto donde intentarán cruzar el mar para llegar a territorio europeo con muy pocas oportunidades de lograrlo dado lo endeble de su transporte, concluí que esa era la historia que debía plasmar a modo de bestiario.

P.- ¿Cree que este relato podría formar parte de su libro Bestiario chicano?
R.- Desde luego. Cuando escribí Bestiario chicano acababa de llegar a Europa y tenía muy presente la realidad de mis compatriotas al intentar acceder a territorio americano. Con los años he ido sabiendo más acerca de los inmigrantes norafricanos y las miles de muertes que se producen cada año en su afán de alcanzar el primer mundo. De hecho tengo otro relato titulado la bestia en el que hablo del tren que atraviesa todo México y al que se encaraman miles de inmigrantes para llegar a los USA. En ambos casos, las opciones de éxito son muy limitadas y los peligros numerosísimos. Ambos grupos viven bajo la constante amenaza de ser asaltados, violados o asesinados por grupos paramilitares cuando no autoridades. Para diferenciar ambos trenes a este lo llamé la bestia del desierto.

P.- Me llama la atención tu comentario acerca de que la realidad le parece más terrorífica que la ficción.
R.- Bueno, creo que solo hay que contemplar el mundo que nos rodea. Guerras que pueden desembocar en el exterminio de toda la humanidad, grupos fundamentalistas que cometen todo tipo de salvajadas amparados en su Dios único y verdadero. En el caso de México, uno de los países con más periodistas asesinados del mundo, la población convive con el terror ya sea en forma de narco violencia o, por citar uno de los casos más vergonzosos de mi país, México, con las desapariciones y asesinatos de mujeres cada año, y con las muertes violentas, en general. Es decir, qué monstruo de la imaginación puede llegar a superar ese grado de terror.

P.- Fantasía y terror rural, ¿realidad o ficción?
R.- Buena pregunta. Hay cosas que parecen mentira que sigan ocurriendo o que se sigan sufriendo y padeciendo. Pero también hay iniciativas y proyectos que se ponen en marcha que parecen ciencia ficción y en cambio se traducen en fórmulas de éxito. Un servidor, entre el blanco y el negro, entre el pesimismo y el optimismo, aboga por un equilibrio razonado, consecuente y cargado de moderación. A lo mejor me estoy dejando llevar por la esperanza o, sin querer, estoy alimentado otras historias que pueden plasmarse en un nuevo libro. Nunca se sabe. De momento, “Diga 33”, por lo que pueda pasar.