
Colección NARRATIVA nº 160
ISBN: 979-13-87618-01-8 150 páginas PVP: 16,00 €
INFORMACIÓN DEL LIBRO:
Malo es un subcomisario en desgracia. Podría llamarse de otro modo, pero su nombre, que parece una degradación del prestigioso Marlowe, nos lleva a pensar que no está especialmente dotado para su trabajo. Apartado de un importante caso de asesinato en Lot, es destinado a la inmensa, grisácea y poco acogedora Madrid como sencillo inspector de una comisaría de barrio.
En la capital se le asigna un caso que, en principio, le parece monótono y sin interés: investigar a un acosador de viudas extranjeras; un caso que apenas daría para un suelto en la prensa capitalina. Pero esta Viuda polaca no es una historia negra al uso, es una novela de misterio que nos sumerge en un intrigante caso policial ambientado en la laberíntica Madrid de finales del S.XX. El lector seguirá al protagonista, un hombre solitario y desencantado que se ve envuelto en la resolución de un crimen que parece tener conexiones con un oscuro pasado. ¿Ha muerto de verdad el marido de Miranda Bobrowski? ¿Ha recibido ella una fuerte indemnización por haber muerto él en un coche de alquiler? ¿Quién es el extorsionador Gigi el Oloroso? ¿Está Malo intentando ayudar a Miranda Bobrowski o está siendo engañado por ella?
El Caso de la Viuda polaca, es además, una excusa para que Malo se sumerja en un apasionante recorrido por el oscuro laberinto de un Madrid que les desborda, le atrapa, y le ofrece placeres que se le escapan de las manos.
Novela de ritmo trepidante, narrativa ágil y detallista, humor ingenioso y fina ironía, la trama está llena de giros inesperados, pistas falsas y personajes ambiguos que mantienen al lector en vilo hasta el final.


(León, 1941).
A lo largo de su carrera ha obtenido sobresalientes galardones en los tres géneros que ha cultivado: el Nadal de Novela en 1989, el Setenil de Relatos en 2005 y finalmente el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos en 2016. Su libro El Transcantábrico ha inspirado la puesta en marcha de un tren turístico con el mismo nombre. También ha sido director del Instituto Cervantes en Londres y comisario de la conmemoración del 1100 Aniversario del Reino de León, impulsando la creación de la marca “León, cuna del parlamentarismo”, finalmente reconocida por la UNESCO. Recibió el Premio Castilla y León de las Letras en 2012 en reconocimiento al conjunto de su obra.
Su última novela publicada es El sueño del emperador. Anteriormente publicó La Novela de Lot, donde reúne las cuatro novelas que constituyen un gran fresco literario de la ciudad su adolescencia y juventud, espejo mítico del país y hasta del mundo en que vivimos. Entre sus libros de relatos destacan La Vida en Blanco, La Mitad del Diablo, El Juego del Diábolo y London Calling.
Su primera publicación en M.A.R Editor ha sido el libro de relato Sólo de amor. Nos ofrece lo mejor de su obra ahora con El caso de la viuda polaca. Ha aparecido en diversas antologías de relatos de M.A.R. Editor como Castilla y León, territorio mítico y El verano de tu vida.


Pregunta.- ¿Cómo surge la escritura de El caso de la viuda polaca?
R.- Este libro nació hace más de tres décadas, con la humildad de un cuento de verano escrito para un periódico de los que entonces todavía se leían, Diario 16. Lo leyó mi editora de aquel tiempo, a quien aún hoy guardo un cierto respeto teñido de laica devoción, y logró convencerme —no sin maña— de que lo convirtiera en novela. Disciplinado como un recluta bisoño, obedecí.
P.- Y de aquella historia breve surgió El caso de la viuda polaca, que se convirtió en un éxito de crítica y público.
R.- El resultado gustó. Tanto, que llegó a tener cinco ediciones, dos de ellas en bolsillo, cuando eso de editar en bolsillo era el verdadero certificado de popularidad y no un mero trámite editorial. Ahora, M.A.R. Editor ha tenido a bien rescatarlo. ¿La razón? Cualquiera sabe. Tal vez la nostalgia sea la última forma de marketing.
P.- Ahora parece una novela muy atrevida, incluso incorrecta, para la autocensura que parece estar de moda.
R.- Confieso que hoy lo habría escrito de otra manera. La revolución woque —o lo que sea esta nebulosa de susceptibilidades que nos ha llegado, cómo no, desde Estados Unidos— me exigiría una prudencia que entonces, ay, no tuve ni quise tener. Aquella era la era de la movida, de los exabruptos felices, de los excesos bendecidos por la falta de propósito. Y aunque solo fuera para condenarlos, los modos y expresiones de mi protagonista, el inspector Gonzalo Malo Malvido, seguramente pisarían más de un callo —o de cien— en esta nueva sensibilidad a flor de piel.
P.- Y ha resultado que en los mojigatos años 20 del S.XXI, esta novela ha sido acogida con mucho agrado. ¿Se siente culpable?
R.- Soy, en todo caso, culpable de haber aceptado esta reedición, con el título ligeramente recortado. ¿Por qué? Tal vez porque aún percibo en sus páginas una frescura sin remilgos, un atrevimiento desacomplejado y, sobre todo, la intriga que debería ser el alma de toda novela policial que se precie. Y también —por qué no decirlo— porque este texto ofrece un espejo de su tiempo: un testimonio cabal de todo lo que ha cambiado desde entonces… salvo, acaso, en lo futbolístico, donde siguen reinando los mismos de siempre, por la gracia o sin la gracia de Dios.
P.-¿Es cierto que por esta novela fuiste a la cárcel?
R.- Fui a cárcel. La responsabilidad fue de Ricardo Magaz, paisano mío. Estaba escribiendo este libro, El caso de la viuda polaca, y el caso es que yo no conocía mucho de este mundo. Él era entonces comisario en la comisaría de Leganitos, y yo quería tener la experiencia de estar en un calabozo. Se lo pedí, me metió en el calabozo, me encerró… ¡Y no me pegó! Yo, en mi novela, hago que uno pierda los estribos ante un criminal exacerbado, que además es muy provocador, y muy molesto. Y le pegan una bofetada. Pero a mi me trataron bien.
P.-¿Y está basada en hechos reales?
R.- Malo está un poco perdido en Madrid, es muy de provincia. No entiende muy bien. Pero esta novela no tiene que ver sólo con Madrid, sino que se basa en un suceso que se repitió en aquellos tiempos en Murcia y León, donde unos tipos en buena situación económica fingieron su muerte para cobrar el seguro y robaron un cadáver. Ahora no podría hacerse, porque con el ADN ahora los descubrirían rápido. Por eso esta portada, que es tan bonita, representa a la perfección el contenido del libro. El coche incendiado para desaparecer y la belleza de la viuda. Mi protagonista alquila un coche y finge un viaje, roba un cadáver en Majadahonda, tira el coche por un barranco de la carretera de Valencia, y allí descubrirán el cadáver carbonizado. Pero no lo tenía todo controlado, porque la supuesta viuda estaba harta de él, cobra el dinero del seguro ya no quiere saber nada de él. Y ahí empieza la trama.
